lunes, 10 de marzo de 2014

D E S I D E N T I F I C A S E


                     
Todos tenemos fuertes creencias.  
Durante nuestra vida vamos almacenando lo que por un lado percibimos por nuestra experiencia, y lo que nos inculcan otros, padres, educadores...  Y lo vamos colocando en nuestro mapa mental.  Estas creencias, se van convirtiendo con el tiempo, para unos en certezas personales y en otros, en lo que consideran verdades universales.  Y todos con frecuencia tendemos a intentar extender nuestras creencias a los demás.  

Recurrimos a las creencias cuando necesitamos una rápida respuesta, de como actuar frente a algo. Y es por eso por lo que es importante revisarlas,   porque definen nuestra conducta.   Muchas veces lo que creemos es lo que sentencia nuestros logros,  si puedo o no puedo, otras definen nuestra moral, esto está bien, esto está mal,  en otras manejan nuestros sentimientos porque nos identificamos con ellas lo que lleva muchas veces, cuando algo no sale según lo que “debe ser”, a la frustración y al sufrimiento.
Su fuerza es definitiva porque influyen severamente en la percepción de lo que vivimos. 

¿Podemos entonces elegir?  Si.  Lo primero es entender que podemos clasificarlas en potenciadoras, por ejemplo, “esto es posible”,  “si quieres puedes”, “los hermanos están para ayudarse”; o limitantes,  “yo no puedo hacer eso”, “la vida es durísima”, “nunca bienes a medias”, “eso es imposible”,  “yo no valgo para eso”, “soy adicto y no lo puedo superar”, tal cosa es “un horror o una vergüenza”.  
Y lo segundo y para mi más importante es que marca nuestro potencial,   como alguien dijo, “si me creo que soy capaz, es cierto, si me creo que no lo soy,  también”.(siempre buscaré signos que me confirmen mi creencia).

Hay personas que se mueven en creencias potenciadoras y otras que lo hacen en creencias limitantes.  Las primeras, las que se mueven en creencias potenciadoras creo que son fundamentales en el camino de la vida ya que su experiencia y su camino despiertan en nosotros certezas de nuevas posibilidades.

Tener siempre la esperanza de poder cambiar, poder crecer interiormente de una manera libre y única con uno mismo.  Deshacernos de las creencias limitadoras que nos impiden experimentar la vida y nos fuerzan a tener juicios de valor sobre los demás y sobre nosotros mismos.   En definitiva desidentificarnos con nuestros patrones de creencias limitadoras, permite tener un futuro esperanzador.