martes, 24 de septiembre de 2019

Las expectativas y la realidad

 Tener expectativas está muy bien, generan movimiento, acción, te sacan de donde estas y te llevan a otro lugar, te hace depositar confianza en el sujeto y hacer tu previsión. Pero tener expectativas que no estén alineadas con la realidad de la vida, no es positivo porque generan sufrimiento.

Madurar significa gestionar bien tus expectativas y el concepto de gestionar bien tus expectativas consiste en alinearlas con la realidad.


Es normal tener expectativas, incluso es normal haber explorado ciertas realidades, pero cuando se tienen alta la capacidad de frustración, tras las expectativas no cumplidas vienen nuevas expectativas y tras la nuevas otras y así sucesivamente, alejándonos de la realidad y viviendo en un mundo irreal que nos genera sufrimiento, en forma de ansiedad, estrés u otras patologías con las que muchos convivimos a diario.



Existen realidades que deberíamos ir conociendo y aceptando. En primer lugar pondría la realidad de que todo es cambiante e impermanente desde las emociones hasta las plantas, las personas y las circunstancias. Todo absolutamente todo lo es.  Que lo sea no es malo si tienes el foco adecuado lo malo es no aceptar esta realidad.

Los seres humanos somos adictos al placer, a lo bueno, y queremos siempre que esto sea permanente. Nos aferramos a estos como si lo ganado no lo pudiéramos perder, y cuando cambia sufrimos, porque lo deseábamos mucho ..., porque queríamos conservarlo ..., como por ejemplo la juventud, una relación, la salud.  Sin embargo: 

Existen cosas que si aceptamos que cambian y las conocemos, las valoraremos incluso por ello. 


Lo podemos observar muy bien en la naturaleza.  Todos cuando contemplamos una flor sabemos que se acabará marchitando, eso no nos impide disfrutar de su belleza, ni sufrir cuando se marchita, porque sabíamos y aceptábamos su impermanencia. Pero por ejemplo etapas de la vida como la juventud que siempre idealizamos son a veces difíciles de soltar en profundidad y evocarlas una y otra vez nos da placer, igual que las relaciones, las vacaciones, y otras muchas circunstancias buenas de la vida.

Pero aceptar la impermanencia es lo que en realidad es la madurez.  ¿Es entonces mala la impermanencia?  yo indudablemente diría que no porque es en lo efímero donde reside su belleza, un amigo cuando comentábamos lo bien que lo estábamos pasando un fin de semana y nos lamentábamos de su final, comentaba "si solo comiéramos postre , este perdería su gracia".


Mis claves para alinearte con la realidad:

Vivir con conciencia en el presente.  Tener una mente agradecida y abierta a crecer.  Tomar cada cosa y oportunidad que la vida nos presenta.  Y saber soltarla cuando marcha.  Muchas veces con conciencia y trabajo pero ir aprendiendo a hacerlo.  Ver cada momento como único e irrepetible, cada conexión como y por otro lado sugiero coger con apasionamiento todo lo bueno que nos va llegando, saborearlo, y disfrutarlo como el momento presente del que se trata.